The Problem with Polyester: What are we Absorbing When We Sweat?

El problema del poliéster: ¿Qué absorbemos cuando sudamos?

Sabemos que los desodorantes naturales son mejores para la piel y, gracias a Fussy, también para el planeta. Pero, ¿qué pasa con el resto de nuestro equipo de gimnasia?

A pesar de dominar el mundo de la ropa deportiva, la ciencia demuestra que el poliéster no es la mejor combinación para un entrenamiento sudoroso. Puede provocar sarpullidos, irritaciones y un olor no muy agradable. Todo lo que Fussy mantiene a raya.

Conozcamos el lado oscuro del poliéster...

¿Qué es el poliéster?

Te propongo un reto: reúne toda tu ropa de gimnasia y comprueba en las etiquetas cuántas veces aparece el poliéster. ¿La mayoría de las veces, si no todas? Y lo más probable es que también aparezca mucho en el resto de tu vestuario. Más del 65% de las fibras utilizadas en la industria textil son de poliéster.

Pero, ¿qué es en realidad?

La respuesta corta y rápida es que el poliéster es plástico.

La respuesta más larga es que el poliéster (o tereftalato de polietileno, si nos ponemos técnicos) es una fibra sintética derivada del petróleo con la que se fabrican desde tiendas de campaña hasta sujetadores deportivos. A primera vista, es el regalo de Dios para la ropa de entrenamiento: duradera, barata y fácil de lavar.

Ahora, la otra cara de la moneda: ¿qué tiene de malo el poliéster y por qué nos preocupa?

Parte del problema del plástico

Como marca de desodorantes naturales y ecológicos, hay dos cosas de las que nos encanta hablar: del cuidado del planeta y del cuidado de nuestra piel. Y, lo has adivinado, el poliéster no hace ninguna de estas dos cosas.

Empecemos por la más obvia: el impacto medioambiental. El poliéster forma parte del problema del plástico. Al ser un plástico derivado del petróleo, no se biodegrada y permanece en los vertederos varias décadas (como mínimo).

Investigadores de la Universidad de Plymouth descubrieron que lavar poliéster libera miles de microplásticos al medio ambiente. De hecho, una carga media de lavado de 6 kg puede liberar unas 137.951 fibras de tejido de mezcla de poliéster y algodón y 496.030 fibras de poliéster. Estas fibras llegan a los ríos y océanos para ser digeridas por los organismos acuáticos. En última instancia, las toxinas de estos microplásticos pueden entrar en las cadenas alimentarias humanas y en el medio ambiente en general.

Dado que los equipos de gimnasia sudados necesitan lavarse mucho, esta estadística es especialmente aterradora.

El poliéster y la salud de la piel

El problema menos comentado del poliéster es cómo reacciona con la piel. Cuando hacemos ejercicio, nuestra piel roza con la ropa del gimnasio. Con el poliéster, somos como una comida de microondas que se calienta en un envoltorio de plástico. Eso no puede ser bueno para nosotros, ¿verdad?

Y está respaldado por la ciencia. La alergia al poliéster es un tipo común de alergia a los tejidos, conocida como dermatitis textil, debida al contacto con las sustancias químicas utilizadas para procesar el tejido. Un estudio de la Universidad de Estocolmo descubrió que las concentraciones de sustancias químicas tóxicas eran notablemente superiores en el poliéster que en las prendas fabricadas con otros materiales. Entre otros compuestos químicos peligrosos para la salud se encuentran el benzotiazol y el benzotriazol, que pueden ser absorbidos por la piel causando irritaciones.

El poliéster y el olor a sudor

¿Y qué pasa con el hedor que se apodera de nuestro entrenamiento? Lo has adivinado, ese también es un problema del poliéster. ¿Sabías que el sudor en sí no huele, sino que son las bacterias con las que entra en contacto las que crean el olor? De ahí que el desodorante natural Fussy se dirija a las bacterias, no al sudor. El poliéster, sin embargo, es el festín perfecto para las bacterias. Según una investigación de Chris Callewaert y sus colegas de la Universidad de Gante, las bacterias crecen más fácilmente en las camisetas de entrenamiento fabricadas con este tejido sintético.

Elige lo natural

¿Cuál es la solución? Opta por lo natural. Y no, no nos referimos a ir al gimnasio con el traje de tu cumpleaños.

Veamos el ejemplo que está dando el desodorante natural. Actúa durante todo el entrenamiento absorbiendo la humedad y neutralizando el olor. No contiene compuestos químicos y calma la piel sin irritarla.

Y por suerte, muchas fibras naturales hacen algo parecido. Desde tejidos hechos de eucalipto hasta algodón orgánico, cáñamo y fibras de bambú. Hay un montón de recursos naturales que mantendrán tu piel feliz por muy intenso que sea tu entrenamiento. Así que la próxima vez que reajustes tu equipo de gimnasia, echa un vistazo a estos tejidos naturales y asegúrate de meter tu desodorante Fussy en la bolsa del gimnasio.


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