Rellenar es el nuevo reciclaje

Puede que no todos vivamos con cero residuos o tengamos una taza de café reutilizable, pero hay algo que nos une a la mayoría en la lucha por salvar el medio ambiente: el reciclaje. No importa dónde vivas en el Reino Unido, en tu casa habrá algún tipo de sistema de reciclaje que implique un contenedor de color diferente y probablemente una carrera nocturna para tenerlo todo ordenado para la recogida del día siguiente.

Sin embargo, con las historias de envío de residuos al extranjero y el simple hecho de que el plástico dura para siempre, ¿merece realmente la pena reciclar? ¿O es que hay algo nuevo en el mercado? Echemos un vistazo.

¿Por qué reciclamos?

Reciclar es una forma más ecológica de gestionar nuestros residuos porque, en lugar de considerarlos basura, al reciclarlos podemos transformar nuestros desechos en materiales valiosos que adquieren una segunda, tercera y cuarta vida. Reduce la necesidad de recoger materiales vírgenes, lo que a su vez ayuda a mantener intactos los hábitats y reduce las emisiones de carbono producidas.

Se necesitaría mucha más energía para extraer nuevos materiales de la tierra que para utilizar algunos viejos. Si nos fijamos en las cifraslos beneficios del reciclaje para el planeta son evidentes. Reciclar latas de aluminio ahorra el 95% de la energía necesaria para fabricar otras nuevas a partir de materias primas. Reciclar papel ahorra un 60 por ciento. El reciclado de plástico y vidrio ahorra un tercio de la energía necesaria para fabricar materiales nuevos.

Incluso si se tiene en cuenta el carbono que supone llevar una lata de aluminio del contenedor de reciclaje a un nuevo producto, el ahorro de energía sigue siendo enorme.

Entonces, ¿cuál es el problema del reciclaje?

La verdad es que el ser humano lleva siglos reciclando. En la Edad Media, los herreros fabricaban armaduras con chatarra. Del mismo modo, en la Segunda Guerra Mundial se utilizó chatarra para fabricar tanques y medias de mujer para fabricar paracaídas. Sin embargo, fue en los años 70 cuando nuestra atención se centró en los residuos domésticos. Y aquí es donde el reciclaje se volvió un poco más complicado.

Puede que no lo sepas, pero si tiras el bote de yogur sucio o la caja de pizza grasienta al contenedor de reciclaje, es muy probable que acaben en el vertedero. El reciclado de residuos domésticos es mucho más complejo porque abre el sistema a la contaminación de restos de comida, aceites, líquidos y materiales no reciclables. Esto significa que las autoridades no pueden vender los materiales para convertirlos en nuevos productos.

Y es confuso. El reciclado doméstico requiere una organización a gran escala. Sólo en el Reino Unido Recycle Now enumera 28 etiquetas de reciclaje diferentes.

Pero no sólo los consumidores tienen dificultades. La cantidad de residuos que producimos es cada vez más difícil de gestionar para las autoridades locales y sus sistemas, cada vez más anticuados. Además, con los nuevos materiales que inundan los sistemas de residuos, la innovación es más necesaria que nunca.

Es un hecho conocido que gran parte de los residuos reciclados del Reino Unido se envían a otros países del mundo. Muchos de ellos compran estos materiales, pero sólo si están correctamente clasificados. Estos países no quieren ser el vertedero del mundo, ¡y con razón! Esto significa que es esencial contar con la infraestructura adecuada para producir materiales de mayor calidad.

El gran infractor: reciclar en el baño

El inicio del reciclaje doméstico coincidió también con la irrupción de un nuevo material en el mercado: el plástico. Nuestros hogares se llenaron de todo tipo de productos de plástico, pero especialmente nuestros cuartos de baño.

El problema del plástico en el baño es mucho mayor que en la cocina. Si lees nuestra entrada del blog sobre el lado sucio del bañosabrás que unas 30.000 toneladas de residuos plásticos proceden de nuestros cuartos de baño. Por eso nuestra misión es desterrar el plástico de un solo uso de tu rutina matutina. Aunque tantos productos de baño están hechos de plástico, muchos están fabricados con materiales dobles, que son difíciles de reciclar.

Por eso nuestros estuches están fabricados íntegramente con un solo material, de modo que, si lo necesitas, son mucho más fáciles de reciclar. En definitiva, queremos evitarte el engorro de tener que sacar el plástico de la papelera del baño para reciclarlo y facilitarte la tarea.

Entonces, ¿qué no se puede reciclar?

Si pensabas que reciclar era confuso, tenías razón. Aquí tienes una lista de cosas que no se pueden reciclar.

Desodorante - a menos que sea de recambio ;-)

Film transparente

Pasta de dientes (y otros tubos exprimibles)

Vasos para beber y cristalería de Pyrex

Algodón y toallitas desmaquillantes

Pajitas de papel, ¡incluso éstas!

Papel de regalo

¿Vale la pena reciclar?

En pocas palabras: sí. Un proceso que utiliza un 75% menos de energía para fabricar una botella de plástico reciclado será mejor que utilizar materiales vírgenes. Por eso optamos por utilizar materiales reciclados o de desecho en casi todos nuestros productos. Nuestros estuches están fabricados con una mezcla de plástico virgen y reciclado, por lo que son duraderos e ingeniosos. Nuestros recambios se fabrican con residuos de pulpa de caña de azúcar. Además, nuestro nuevo neceser está fabricado con materiales reciclados por dentro y por fuera.

Pero (ya sabías que venía un pero) el reciclaje tiene que ser más eficaz. Esto implica una mayor coordinación en la estrategia nacional de gestión de residuos, para que la gente sepa mejor lo que puede reciclar y disponga de una infraestructura de reciclaje adecuada. Esta es la clave de un reciclaje eficaz, ya que si se rechazan objetos, se llevarán a otra parte y entrarán en el flujo de residuos de todos modos.

Por qué rellenar es el nuevo reciclaje

Sin embargo, es importante recordar que no podemos reciclar para salir de la crisis climática. Aunque los expertos reconocen la importancia del reciclado a la hora de afrontarla, es sólo una herramienta más. En última instancia, todos deberíamos centrarnos en consumir menos y reutilizar más. Además, debemos cambiar nuestra forma de ver los residuos, no como basura, sino como un recurso valioso. No es el final de algo, sino un nuevo comienzo.

Puede ser tan sencillo como cambiar el desodorante por uno recargable. Ya hemos evitado más de 3.600 años de desodorantes de plástico de un solo uso.

¿Qué te parece? ¿Estás preparado para unirte hoy a la revolución de los recambios?