How To End Your Relationship (With Single-Use Plastic)

Cómo poner fin a su relación (con el plástico de un solo uso)

¿Cuál es tu relación más larga? ¿5 años? 10? 20? ¿Qué tal 115 años? Ese es el tiempo que la Tierra lleva en relación con el plástico. En ese tiempo relativamente corto, todos los aspectos de nuestra vida moderna se han entrelazado con el plástico, desde el material sobre el que dormimos hasta el que utilizamos para comer.

Desde el primer plástico totalmente sintético, la baquelita en 1907, pasando por las medias de nailon en 1939, hasta el material de un solo uso que hoy intentamos desesperadamente reducir, el plástico está en todas partes, y no todos los plásticos son iguales.

Breve historia del plástico

Cuando el plástico apareció por primera vez, no estaba pensado para ser un recurso desechable. A mediados del siglo XIX, los elefantes se enfrentaban ya a la extinción debido a la creciente demanda de productos de marfil, al igual que algunas especies de tortugas, cuyos caparazones se utilizaban para fabricar peines para el pelo.

Cuando el químico belga Leo Baekeland fue el pionero de la baquelitaprovocó un boom de productos asequibles y de moda. Su aspecto similar a la madera encajaba perfectamente con el estilo art-decó, lo que permitió que las masas lo compraran. Los teléfonos y radios de baquelita originales de los años 20 y 30 no se fabricaban para ser sustituidos rápidamente, sino para guardarlos y cuidarlos como posesiones valiosas y preciadas.

Fue después de la Segunda Guerra Mundial cuando empezaron nuestros problemas con el plástico, ya que opciones más caras como el vidrio, el papel y el metal, utilizadas en los envases de consumo, fueron sustituidas por el plástico. ¿El peor de todos? El polietileno, utilizado para fabricar bolsas de plástico para la compra y botellas de bebidas. Se calcula que cada año se venden 500.000 millones de botellas de plástico, la mayoría de las cuales acaban en el océano.

¿Cómo reducir el consumo de plástico?

La cuestión de cómo resolver este problema parece enorme e imposible, sobre todo cuando el plástico domina gran parte de nuestras vidas. Pero en muchos sentidos, deberíamos inspirarnos en el pasado y en aquellos años anteriores a la guerra del uso del plástico.

El plástico nunca va a desaparecer, pero nuestra relación con él tiene que cambiar. El plástico que utilizamos debe dejar de verse como una mercancía de un solo uso y convertirse en algo que valoramos y conservamos.

Rellenar es el nuevo reciclaje

Aquí es donde los rellenables frente a los reciclables se convierten en una gran iniciativa. Al elegir un material más duradero y utilizarlo una y otra vez, aumentamos el ciclo de vida del objeto y evitamos que miles de artículos de un solo uso acaben en nuestros océanos y vertederos.

Tomemos como ejemplo el desodorante Fussy. No le mentiremos: nuestro estuche está hecho de plástico. Pero está hecho para para durar. Cuando diseñamos nuestros estuches, estudiamos todo tipo de materiales, incluidos los metales, pero seguirían necesitando piezas de plástico, lo que significa que tendrían que pegarse y no podrían reciclarse al final de su vida útil. Fabricarlo con un solo material tiene una menor huella de carbono a lo largo de su vida útil, por lo que fabricamos nuestros estuches con una mezcla de plástico reciclado y ABS para que duren toda la vida, de modo que pueda seguir utilizando su desodorante una y otra vez, todos los días, durante muchos años.

Alternativas al plástico

La buena noticia es que, cada mes que pasa, conocemos más y más alternativas al plástico que pueden utilizarse en los envases. Hemos oído hablar de cáscaras de cereales que se convierten en una alternativa a la espuma de poliestireno, botellas de agua de papel e incluso envoltorios de alimentos que pueden cultivarse. En Fussy, envasamos nuestros recambios de desodorante en residuos de pulpa de caña de azúcar, lo que los hace totalmente compostables. Así, una vez que hayas terminado tu recambio, sólo tienes que tirar el envase a tu cubo de compostaje o de residuos alimentarios y se descompondrá de nuevo en la tierra.

La clave para acabar con el plástico es cambiar de actitud, ya sea buscando alternativas o reutilizando y rellenando lo que podamos. Cuando nos planteemos nuestros próximos 115 años con el plástico, la respuesta respetuosa con el medio ambiente puede estar en cómo se veía el plástico cuando se inventó: como objetos que valoramos y conservamos, y no como algo destinado al vertedero.


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